martes, 25 de octubre de 2011

Narciso de visita.




Una impactante exposición que incluye por primera vez una obra de Michelangelo Merisi, mundialmente conocido como Caravaggio, se exhibe en el Edificio de Arte Universal del Museo Nacional de Bellas Artes sito en Calle San Rafael.
La muestra Caravaggio en Cuba ha sido un gentileza del Polo de los Museos de Roma que incluye no solo al Narciso en la Fuente, de Caravaggio, sino a otros doce cuadros de pintores seguidores de su estilo, como Artemisa Gentileschi, Bartolomeo Manfredi o Hendrick Van Somer, entre otros.
La misma fue inaugurada el viernes 23 de octubre y estará abierta al público hasta el 27 de noviembre. En la inauguración estuvo presente Ricardo Villari, viceministro italiano de Bienes y Actividad Culturales, así como el embajador de Italia en Cuba, Marco Baccin, y la experta en el estudio del artista lombardo, Rossella Vodret, al frente del proyecto de intercambio cultural entre las dos naciones.
Las obras de Caravaggio, según los expertos, representan una reacción contra la superficialidad decorativa y la teorización en el manierismo de la abstracción y el eclecticismo académico. Su principio del claroscuro encontró su lógico desarrollo en Rembrandt.
La exhibición de la sala del ala izquierda de la planta baja es visitada por un público ávido de admirar la perfección simétrica del cazador y su reflejo en el estanque, momento en que el joven queda enamorado de sí mismo.
“El cuidador de la sala me vio tan ensimismado que me acercó una silla-por cierto que de estilo Vienés- y, cuando me senté delante de Narciso, me atrapó, parecía que me dijera mira como me miro, se que la belleza muere”-expresó Hugo Araña quien quisiera ver de nuevo al Narciso en la fuente.
Otros resumieron con una frase toda la belleza concentrada durante la apreciación de tan valiosa obra. “Reflejo del poder de la belleza de la juventud”-enfatizó Lucas Garve; y “De una magia embrujadora”-destacó Víctor Manuel Domínguez.
Escritos de la época en que le tocó vivir aseguran que Caravaggio tuvo un carácter indisciplinado que lo llevó a numerosos procesos judiciales, por lo que tuvo que huir de Roma cuando mató a un hombre y fue condenado a muerte.
Fue un amante inestable y cortejó a jóvenes de ambos sexos, batiéndose a espada en múltiples duelos. Al no obtener el perdón del Papa vivió en otras regiones, destacándose siempre por sus conflictos. Murió en Porto Ercole en el año 1610.

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