viernes, 3 de agosto de 2012

Cuentapropistas o revendedores.

La capital cubana luce un contraste desalentador en los últimos meses. Por una parte los trabajadores por cuenta propia que hacen un esfuerzo por granjearse sus clientes a partir de la calidad de sus servicios, del otro lado, los revendedores que se hacen pasar por cuentapropistas, o quienes se unen en un dúo siniestro que nada tienen que ver con la satisfacción del público.


Estos duetos escogen los lugares tentadores, sobre todo donde acuden niños como sucede en el Parque Metropolitano, conocido como el Bosque de la Habana, donde se encuentra el área abierta que incluye un museo techado, de la exposición de dinosaurios itinerantes, traída a la Habana por especialistas venezolanos, la cual fue inaugurada en abril y estará hasta septiembre.

Cerca de donde se hace la fila para entrar en la zona de exhibición se ven rústicas mesas y personas que lo que menos tienen es aspecto de trabajadores no estatales y si de burdos revendedores. Después cuando se sale de la exposición aparecen decenas de tarimas con todo tipo de atracción infantil.

“Lo que no ves en ninguna tienda y que sabes que cuesta un dólar (CUC) te lo venden aquí a dos y tres dólares. Ya regañé a mi hija, está grande y tiene que obedecerme. Me costó hacer un dinero para traerla aquí y no puedo comprar unas barajas a 75 pesos cuando en la tienda están a 25. Si todos los padres hicieran como yo, ellos tenían que bajar esos precios. Es una falta de respeto, dónde están los inspectores”-comenta y cuestiona una madre que muestra su enfado.

Otros padres piensan diferente. “Imagínese, todo el año están en la escuela y yo trabajando. Por eso cuando los saco a pasear me gusta complacerlos, es verdad que es un descaro los precios de los vendedores pero al menos les compré un recuerdo de su paseo al parque de los dinosaurios”-dice un padre cuyos hijos van delante de él mostrando con alegría sus juguetes recién comprados.

“Hay que sacarle algo a lo que se vende. Hay que gastar dinero en ir a la tienda, “tocar”( dar dinero) al del almacén, o al responsable, pagar todo lo que hay que pagar todos los meses, no queda más remedio que vender a un precio que se vea la ganancia”- admite una trabajadora por cuenta propia en las afueras del citado parque.

La cuestión del aumento de los precios de venta por parte de trabajadores por cuenta propia, está dado porque nunca han tenido un almacén estatal donde puedan comprar las mercancías, esto trae como consecuencia el desabastecimiento de los almacenes para la población, la indisciplina laboral y la corrupción, las cuales se incrementarán con la negativa gubernamental de aumentar los salarios por el momento, y hacen además que el comprador se sienta estafado.