martes, 5 de enero de 2010

Las Reinas de la Magia.


Marlon y Gianny se miran con picardía cómplice, cuando la abuela les cuenta que los Reyes Magos se convertirán en hormigas, junto a sus camellos, y pasaran por debajo de la puerta para dejarles sus juguetes.

Estos jimaguas de 8 años están acostumbrados a ver a su mamá tensa y misteriosa durante los días que anteceden al 6 de enero. Ellos saben cuando está de tiendas para comprarles los juguetes, porque pone excusas para no llevarlos.

Dunia es una mamá divorciada. Casi nunca recibe ayuda económica del padre de sus hijos para la compra de los únicos juguetes que puede obsequiarles en el año, mucho menos que la acompañe a la tienda, para entre los dos, escoger los mejores.

Esta vez no fue fácil conseguirlos. Ella comenta que “las tiendas están vacías, muy pocos juguetes bonitos para la edad de los muchachos, tuve que irme de tiendas varias veces, me hice idea de otros, pero no los vi mejores”.

Por estos días, al cierre de las tiendas- alrededor de las seis de la tarde- se ven madres jóvenes, las cuales lucen extenuadas al recorrer los distintos departamentos de juguetería, después de la jornada de trabajo. Al final, ellas saben cómo complacer a sus pequeños, sin equivocarse.

Regina cumple seis años el día 6. Sus padres siempre le preparan una fiesta para que se divierta con sus hermanos, primos y vecinos. Ahora que va a la escuela, invita también a quienes cursan el primer grado en su aula.

La Princesa de la casa quiso un payaso pero la tarifa para pagar a estos animadores de las fiestas infantiles es demasiada alta. Papá y mamá prefieren utilizar ese dinero en cualquiera de los múltiples detalles que conforman la celebración, donde todos ayudan en franca solidaridad.

Las fotos van por el tío que tiene cámara digital, los abuelos hacen la piñata y entre todos preparan los premios para la rifa, y los adornos que con humildad y buen gusto confeccionan para alegrar el área donde se desarrollarán la fiesta y los juegos.

Una vecina llevará la música y la madrina traerá el vestido nuevo. Ya Regina y sus hermanos hicieron las invitaciones que repartieron entre sus amiguitos desde hace un par de semanas, solo queda esperar el momento que será de total esparcimiento.

La noche del cinco para el seis no es de tensión para los niños cubanos. Sus madres que hasta hace unos días, no paraban de regañarlos, muestran orgullosas el juguete o los juguetes que les han comprado, a veces hasta antes de la fecha, con la condición de que los cuiden.

Sin Santa, y sin Reyes Magos los chicos tienen solo la oportunidad de salir a pasear con el juguete a modo de trofeo. Las madres lucen como guardaespaldas, atentas a que no se pierda, ni se deteriore lo que tanto esfuerzo les costó conseguir, incluso hasta por encima de sus posibilidades. Ellas le han robado la primacía a los Tres Sabios, porque son las Reinas en hacer llegar la magia propia de la fecha a cada niño o niña de la Isla.



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