viernes, 22 de julio de 2011

Materiales de construcción almacenados.



En la actualidad se ha permitido que muchas personas construyan o remocen sus casas a través de la adquisición de materiales de construcción en los distintos puntos de venta ubicados en cada municipio habanero.
Para algunos es fácil llegar y sobornar a quienes los venden ofreciendo sumas mayores a las establecidas; mientras que otros tienen que conformarse con esperar durante semanas y hasta meses para comprar la gravilla, el cemento o la arena necesarias.
“Imagínate que te enteras de que hay bloques, y de pronto te dicen que se acabaron, y la cola no se movió, yo no entiendo nada, lo único que me preocupa es que llegue un ciclón y pierda todo lo que hemos hecho con tanto esfuerzo”- señala una señora en el punto del municipio Cerro.
La falta de materiales es notable a nivel provincial, por no satisfacer las demandas de la población. Sin embargo, un reportaje de la periodista Livia Rodríguez para el diario Granma del 22 de junio explica cómo la Unidad Empresarial de Base (UEB) Combinado de Hormigón Raúl Salgado ubicado en el poblado de Managua en la capital, tiene acumulado en sus almacenes y patios, materiales que no han sido recogidos por varias entidades.
Fueron contabilizados medio millón de bloques, 7 000 metros de mosaicos y 300 toneladas de cemento cola. El director de la UEB reconoció que aquellas cantidades eran equivalentes a la producción de dos meses y medio de trabajo. Cuestión que resulta ser un problema económico serio, si bien 500 000 bloques representan un aproximado de 421 600 pesos de su plan de ventas. Otras afectaciones están dadas por el deterioro de los materiales y el robo de los mismos.
Al momento del trabajo periodístico ya se habían deteriorado dos toneladas de cemento cola y aún no ha ocurrido un fuerte periodo lluvioso. Por el momento, nadie se hace responsable de agilizar el sistema de recogida de estos materiales. Se menciona al Programa Estatal de la Vivienda, y a la mayoría de los Organismos de la Administración Central del Estado (OACE) como a los responsables de que gran parte de estos materiales estén acumulados y echándose a perder, como sucede con los bloques y el cemento cola, por su poca salida debido al alto precio de venta.
Una semana después, otro reportero del mismo diario, Miguel Febles describió como en la Empresa de Cemento 26 de Julio en Nuevitas, Camagüey, los seis silos estaban abarrotados con 8 000 toneladas de cemento disponibles, que al no ser extraídos creaban con frecuencia “cuellos de botella” y ocasionaban paros de hasta 2 y 3 horas mientras no llegaran las entidades a las que había que hacerles las entregas.
Estas negligencias que son ajenas a los obreros ocasionan visible y lógico malestar en los mismos ya que afectan sus salarios, al estar vinculados a la materialización del plan de venta. En ambos casos escritos se percibe la indisciplina de parte de los clientes que no efectúan a tiempo la recogida de estos materiales contratados.
Las entidades encargadas de las entregas deben tener la autonomía suficiente que les permita cumplir con sus planes y tener el derecho de no contratar a quienes incumplen con las recogidas porque no solo se echan a perder las producciones o bajan en calidad, sino que se le deja de vender al pueblo que las necesita y trae como resultado que, los colectivos laborales y sus centros sufran daños económicos ajenos al desempeño de estos.

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