viernes, 21 de enero de 2011

Se inicia juicio.


Este lunes 17 de enero comenzó la vista del juicio oral, en el Tribunal Provincial, contra los implicados en los hechos ocurridos en el Hospital Psiquiátrico de La Habana, Mazorra, el pasado año.

En tan lamentable incidente fallecieron una veintena de pacientes debido a las bajas temperaturas y a la negligencia, unida a las actitudes inhumanas de quienes debían velar por estos enfermos.

Según nota de prensa aparecida en los diarios capitalinos, este deplorable hecho fue divulgado a través de una Nota Oficial del Ministerio de Salud Pública, MINSAP en enero de 2010, para lo que fue creada una comisión investigadora.

Una vez que concluya este juicio se dirán sus resultados, aunque no se aclara si habrá que esperar otro año más para conocerlos. La opinión pública nacional espera que así no sea.

El mes de enero del pasado año fue castigado con temperaturas muy bajas, teniendo en cuenta que Cuba es una isla tropical en la que, por muchos años solo se habían sentido temperaturas que muchos describían, como agradables.

Pero la prensa no señala que la población de la tercera edad así como pacientes de estos hospitales, recluidos por largo tiempo en estas instituciones, carecen de un mínimo de cuidados en los que no se puede dejar de incluir las medicinas, la comida y la ropa adecuadas.

Son bastantes los ancianos que salen a las calles a mendigar durante el día. En la noche si no tienen casa, duermen en portales, o escondidos de diversas maneras para que no los envíen a los centros cuyas condiciones son peores que deambular pidiendo algo de comer.

Aún los enfermos y ancianos que tienen familiares que se interesan por ellos, sufren las precarias condiciones de vida impuestas por la desorganización, y el caos que reina en un país cuyos funcionarios estatales se pasan viendo fantasmas y echándole la culpa al Embargo, sin acabar de solucionar todos los problemas ocasionados por la falta de amor reinantes

Las tiendas recaudadoras de divisas muestran confecciones de todo tipo para jóvenes, mientras es más fácil encontrar “una aguja en un pajar” que un pijama de lana o un cobertor grueso para tapar a quienes sufren, con frecuencia, de dolores óseos e hipotermia.

“Déme un peso, por favor, y mire mi mano”-dice una anciana que pide limosna al lado del café de un cuentapropista. Algunas personas siguen de largo, pero otras, por lástima le dan monedas o le compran un café caliente. ¿Cómo pasa la noche esa viejecita?

De seguro que a las autoridades no les interesa, pues las parejas de policías recorren las principales avenidas, cercanas a hoteles para turistas extranjeros o grandes discotecas. Esas son las zonas donde pueden extorsionar a los que se dedican a los bajos negocios, a ellos no les interesan si hay un viejo sucio tirado en un portal.

Por eso es que sucedieron las muertes de tantas personas en Mazorra. La prensa mencionó el crimen de manera escueta y nombró a los presuntos fallecidos, a pesar de que el comentario de la calle aseguraba que había habido más decesos.

Familiares de una enferma que acostumbraba a ser ingresada en Mazorra cada cierto tiempo, decidieron sacarla del mismo cuando notaron que, al dejarla sola, como era costumbre en horarios laborales, la enferma era bañada con agua fría, sin hacérselo saber a la familia.

Los que son abandonados por la familia, o no la tienen, andaban casi desnudos y se fajaban por un poco de mal desayuno que no alcanzaba para todos los pacientes. .La algarabía de los hambrientos despertaba a los que estaban durmiendo, recuerdan familiares que se llevaron a sus enfermos, antes de enero del 2010.

Ellos no se imaginan que pasaba con las ropas, la comida y todo lo que el MINSAP distribuye para todos los pacientes del país. Trabajadores y vecinos del hospital psiquiátrico recuerdan que “nunca llegaban a los pacientes porque las vendían”.

Así pasaba con la leche en polvo, o con ropas que llegaban de donaciones. La corrupción y la deshumanización de gran parte de este colectivo de trabajadores deja boquiabiertos a los ingenuos que creían que todo era “color de rosas” en la entidad que, “gracias a la Revolución” había dejado a un lado la insalubridad que padecía en los tiempos de la República.

“Ahora es peor, porque la gente trabaja y trabaja y no le alcanza lo que gana, es muy difícil trabajar con esos enfermos por tan poco”- opina un trabajador de otra entidad psiquiátrica de la capital. El plantea que, a modo general “El gobierno ayuda a otros países pero los hospitales están cayéndose, y los pacientes y sus trabajadores son los que sufren”- sentenció, no si antes pedir que no se revelara su identidad.

Otros ciudadanos capitalinos, aún indignados por el desagradable hecho, quisieran que “se pasara (el juicio) por la televisión”. Uno de ellos dobla con fuerza el diario Granma del lunes en un banco del parque, a pocos metros del estanquillo donde lo compró.

El asegura que “si hay que ver el juicio del terrorista porque no se puede ver el de esos asesinos (dice una palabra soez) que lo que se merecen es el paredón”.

Quedarían mucos aspectos por aclarar, para que fuera justo este proceso. La muerte de pacientes indefensos es espeluznante, máxime en una nación que se vanagloria de ser “la potencia médica de la región”, pero habría que analizar otros males de fondo que involucrarían a dirigentes administrativos , sindicales, y por qué no ministeriales.

El pueblo espera que en tiempos de debates y altos niveles críticos, salgan a la luz estas verdades y no sean sólo sancionados los que fueron manipulados para que fuera realidad tan siniestro juego. Una nueva Caja de Pandora se abre, para el sistema politico-social cubano.

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