El secretismo oficial pone trabas a la divulgación de aspectos relacionados con las actividades por cuenta propia. Los mismos sólo son asequibles a quienes acuden a las Oficinas Nacionales de Administración Tributaria, ONAT de cada municipio, para inscribirse como contribuyentes y desempeñarse como cuentapropistas.
A partir de octubre del 2010, una avalancha de mujeres y hombres, jubilados, o sin vínculo laboral se decidieron por el trabajo privado y legal, aunque la mayoría de las profesiones están prohibidas, y entonces, un abogado tiene que vender maní o flores por las calles, los universitarios sólo tienen las opciones autorizadas por el Estado en su listado de 178 actividades.
Hasta la fecha (han pasado más de 8 meses) se observa aún poca divulgación de los asuntos fiscales en pos de incrementar la educación tributaria en la población. Medios como la prensa, la radio y la televisión adolecen de espacios que ayuden a quienes desean saber más sobre esta nueva modalidad laboral.
La administración tributaria necesita cambios estructurales para perfeccionar el servicio a la población, no han sido suficientes medios tales como folletos y murales informativos ya que el personal que labora en estas oficinas debe adquirir mayor adiestramiento y la entidad como tal, debe estar más relacionada con el banco.
José debe ir cada mes a la oficina de la ONAT del municipio Cerro donde reside. Allí reconoce que “la muchacha que atiende es muy tratable pero es ella sola para atender a muchas personas”. Estas oficinas municipales, cuyos servicios son gratuitos velan por el cumplimiento de las obligaciones tributarias, dando a conocer a los contribuyentes los derechos que le asisten en esta materia.
Los problemas con la agilización del servicio de atención a los usuarios es una constante en todos los municipios habaneros y de otras provincias; debido entre otras causas, al incremento de los contribuyentes. Los criterios de los contribuyentes son casi siempre a favor del desempeño de los trabajadores de la ONAT, aunque destacan lo necesario de que existan más trabajadores, para evitar atrasos que afectan la calidad del servicio brindado.
Otros como la treintañera Delia, peluquera del municipio Playa, no concibe que un modelo que adquiría en el banco y agilizaba sus trámites, ahora tenga que ir a la ONAT y buscarlo, para después hacer la cola de nuevo en el banco. “No inventan nada que valga la pena”- admite la joven.
Son muy engorrosas las gestiones que deben hacer los contribuyentes, por su falta de cultura y educación tributaria; entre las que se encuentran el llenado de diversos documentos, los cuales no son aceptados en el banco si presentan cualquier tachadura; así como otras gestiones bancarias que no son fluidas, por lo que el sistema bancario aún necesita perfeccionar sus servicios para con los trabajadores cuentapropistas.
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