El tramo en que se entrelazan las avenidas de San Lázaro e Infanta, en el capitalino municipio de Centro Habana parecía ser lugar ideal y próspero, por la profusión de trabajadores por cuenta propia.
A ambos lados de la amplia calle que termina a los pies de la escalinata universitaria, se veían vendedores de comida rápida, comida criolla, bisutería, pizzas, productos de limpieza y discos compactos con diversidad de música y películas grabadas.
Pero en pocas semanas han ido desapareciendo muchos de estos vendedores. La razón que esgrimen es siempre la misma:”La cuenta no da, se te va el dinero que ganas, pagando los impuestos”-argumentan quienes empezaron muy entusiasmados como cuentapropistas a partir de octubre del 2010 y ya desistieron.
El Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (MTSS) autorizó 178 actividades, para ejercer el trabajo por cuenta propia, como opción para los trabajadores que pierden su vínculo laboral, o para otras personas desvinculadas por diversos motivos, que pudieron acogerse a lo estipulado en la Resolución No 32 del 7 de octubre del 2010.
La realidad va más allá del pago excesivo de impuestos y existen quienes aseguran poderlos pagar, sin embargo se sienten hostigados por los inspectores que les imponen multas excesivas, como es el caso de los vendedores ambulantes que no pueden estacionarse demasiado tiempo en un lugar, aunque estén vendiendo.
Tal es el caso de los vendedores de helados, granizados (sirope con hielo frapeado), maní, dulces, etc. Ellos se quejan porque han tenido que pagar multas de 250 pesos, y quienes se las imponen plantean que ellos tiene un plan diario de 10 multas diarias, por lo que parece una táctica represiva de estos trabajadores estatales.
Manolo es un moreno dinámico que pregona sus cucuruchos de maníes una y otra vez. Los niños tienen que correrle detrás cuando pasa cerca de la entrada de la escuela primaria, a la hora de salida de los escolares. “No me puedo parar, imagínate, si pierdo todo lo que hice hoy en una multa”- comenta el manisero y continúa con su marcha.
Otros trabajadores privados se quejan de la falta del modelo de pago en los bancos, ya que desde hace poco, tienen que ir a buscarlo a la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) de su municipio, y se preguntan por qué la ONAT y el Banco no se ponen de acuerdo, para facilitar tan imprescindible trámite a los contribuyentes.
Otros que quisieran iniciarse en esta modalidad laboral dicen que el burocratismo es desesperante ya que tienen que ir a distintas entidades y siempre falta un documento, razón por la cual sugieren que en estas instituciones se muestre con claridad cuáles son los papeles y sellos que deben llevar los aspirantes, según la actividad a desempeñar, para viabilizar estas diligencias.
La variante del trabajo por cuenta propia tiene sus imperfecciones. Muchos de sus trabajadores se sienten desprotegidos y plantean esmerarse en sus actividades, las cuales requieren múltiples gastos, para al final recibir críticas y sanciones, por parte de los inspectores cuya labor debe ser menos fustigante.
A ambos lados de la amplia calle que termina a los pies de la escalinata universitaria, se veían vendedores de comida rápida, comida criolla, bisutería, pizzas, productos de limpieza y discos compactos con diversidad de música y películas grabadas.
Pero en pocas semanas han ido desapareciendo muchos de estos vendedores. La razón que esgrimen es siempre la misma:”La cuenta no da, se te va el dinero que ganas, pagando los impuestos”-argumentan quienes empezaron muy entusiasmados como cuentapropistas a partir de octubre del 2010 y ya desistieron.
El Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (MTSS) autorizó 178 actividades, para ejercer el trabajo por cuenta propia, como opción para los trabajadores que pierden su vínculo laboral, o para otras personas desvinculadas por diversos motivos, que pudieron acogerse a lo estipulado en la Resolución No 32 del 7 de octubre del 2010.
La realidad va más allá del pago excesivo de impuestos y existen quienes aseguran poderlos pagar, sin embargo se sienten hostigados por los inspectores que les imponen multas excesivas, como es el caso de los vendedores ambulantes que no pueden estacionarse demasiado tiempo en un lugar, aunque estén vendiendo.
Tal es el caso de los vendedores de helados, granizados (sirope con hielo frapeado), maní, dulces, etc. Ellos se quejan porque han tenido que pagar multas de 250 pesos, y quienes se las imponen plantean que ellos tiene un plan diario de 10 multas diarias, por lo que parece una táctica represiva de estos trabajadores estatales.
Manolo es un moreno dinámico que pregona sus cucuruchos de maníes una y otra vez. Los niños tienen que correrle detrás cuando pasa cerca de la entrada de la escuela primaria, a la hora de salida de los escolares. “No me puedo parar, imagínate, si pierdo todo lo que hice hoy en una multa”- comenta el manisero y continúa con su marcha.
Otros trabajadores privados se quejan de la falta del modelo de pago en los bancos, ya que desde hace poco, tienen que ir a buscarlo a la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) de su municipio, y se preguntan por qué la ONAT y el Banco no se ponen de acuerdo, para facilitar tan imprescindible trámite a los contribuyentes.
Otros que quisieran iniciarse en esta modalidad laboral dicen que el burocratismo es desesperante ya que tienen que ir a distintas entidades y siempre falta un documento, razón por la cual sugieren que en estas instituciones se muestre con claridad cuáles son los papeles y sellos que deben llevar los aspirantes, según la actividad a desempeñar, para viabilizar estas diligencias.
La variante del trabajo por cuenta propia tiene sus imperfecciones. Muchos de sus trabajadores se sienten desprotegidos y plantean esmerarse en sus actividades, las cuales requieren múltiples gastos, para al final recibir críticas y sanciones, por parte de los inspectores cuya labor debe ser menos fustigante.
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