La primera calle paralela al Malecón habanero, una vez que éste pasa la zona del Parque Maceo, y hasta el Paseo del Prado es la Calle San Lázaro. Este tramo es remozado desde hace un par de años, por brigadas de constructores y especialistas de la oficina del historiador de la ciudad.
En las primeras décadas del Siglo XX este tramo era uno de los más modernos y elegantes de la capital. Edificios de unos 10 pisos, altos para aquellos tiempos, poseían entradas por ambas calles. Sus altos alquileres los hacían inalcanzables para quienes tenían que conformarse con vivir en sitios más humildes.
Con el fin de la República, el gobierno permitió que las personas ocuparan estos inmuebles pero nunca fueron remozados en 5 décadas. Ahora la Oficina del Historiador de la Ciudad se ocupa de remozar la Avenida Malecón y algunas residencias de San Lázaro.
Este trabajo se realiza de manera lenta y desde hace unos años, sin embargo se percibe que las brigadas de constructores, carpinteros, albañiles y plomeros están al fin en los edificios donde habitan familias de pocos recursos que no pueden acometer estos arreglos por sus medios.
Elba Carrazana vive en uno de ellos. Ubicado en la calle Malecón entre Perseverancia y Campanario. Construido con entradas por las avenidas Malecón y san Lázaro, en estos momentos está delimitado su acceso por una calle u otra, según donde vivan los grupos familiares.
La entrada a su vivienda es frente al mar. Un espacio donde existía un ascensor de principios del pasado siglo, aparece cerca de la puerta y de una escalera que lleva a sus residentes hasta el piso noveno.
Carrazana explica que como está roto el ascensor y no hay persona que cuide esta área , el sótano se mantiene lleno de basuras y agua estancada desde hace más de dos años, debido a que algunos negligentes tiran desperdicios que se van amontonando, provocando una visible falta de higiene.
Muchos vecinos están preocupados porque se quejan de las picadas de los mosquitos, y han ido al policlínico cercano para pedir orientación y solución a esta situación que puede afectar la salud de todos.
Personal del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) de esta entidad le han planteado a los afectados que no se puede fumigar el sótano porque esos mosquitos no son Aedes Aegyptis y la fumigación hay que dejarla para los focos que aún persisten por los alrededores.
“Tenemos que sufrir a los mosquitos, a las ratas y a las cucarachas a cualquier hora. En cualquier momento nos enfermamos todos por la contaminación”-afirma Carrazana mientras muestra cómo llegar al sótano, lleno de fetidez y humedad.
En las primeras décadas del Siglo XX este tramo era uno de los más modernos y elegantes de la capital. Edificios de unos 10 pisos, altos para aquellos tiempos, poseían entradas por ambas calles. Sus altos alquileres los hacían inalcanzables para quienes tenían que conformarse con vivir en sitios más humildes.
Con el fin de la República, el gobierno permitió que las personas ocuparan estos inmuebles pero nunca fueron remozados en 5 décadas. Ahora la Oficina del Historiador de la Ciudad se ocupa de remozar la Avenida Malecón y algunas residencias de San Lázaro.
Este trabajo se realiza de manera lenta y desde hace unos años, sin embargo se percibe que las brigadas de constructores, carpinteros, albañiles y plomeros están al fin en los edificios donde habitan familias de pocos recursos que no pueden acometer estos arreglos por sus medios.
Elba Carrazana vive en uno de ellos. Ubicado en la calle Malecón entre Perseverancia y Campanario. Construido con entradas por las avenidas Malecón y san Lázaro, en estos momentos está delimitado su acceso por una calle u otra, según donde vivan los grupos familiares.
La entrada a su vivienda es frente al mar. Un espacio donde existía un ascensor de principios del pasado siglo, aparece cerca de la puerta y de una escalera que lleva a sus residentes hasta el piso noveno.
Carrazana explica que como está roto el ascensor y no hay persona que cuide esta área , el sótano se mantiene lleno de basuras y agua estancada desde hace más de dos años, debido a que algunos negligentes tiran desperdicios que se van amontonando, provocando una visible falta de higiene.
Muchos vecinos están preocupados porque se quejan de las picadas de los mosquitos, y han ido al policlínico cercano para pedir orientación y solución a esta situación que puede afectar la salud de todos.
Personal del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) de esta entidad le han planteado a los afectados que no se puede fumigar el sótano porque esos mosquitos no son Aedes Aegyptis y la fumigación hay que dejarla para los focos que aún persisten por los alrededores.
“Tenemos que sufrir a los mosquitos, a las ratas y a las cucarachas a cualquier hora. En cualquier momento nos enfermamos todos por la contaminación”-afirma Carrazana mientras muestra cómo llegar al sótano, lleno de fetidez y humedad.
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