martes, 7 de diciembre de 2010

Hijo y patriota.

Me dediqué a preguntarles a varios niños y adolescentes que quién era José Francisco Martí. El primer intento por no dar a entender su desconocimiento, era mirar para arriba, otros se encogieron de hombros, y los más osados respondieron que ese era el nombre del padre de José Martí.

Ellos no son los únicos; personas con más edad tampoco pueden dar una respuesta correcta. Todo cubano debiera saber que José Francisco Martí Zayas-Bazán, es el hijo del Apóstol. A pesar de que algunos aseguran que se llamaba Ismael.

Nació el 22 de noviembre de 1878, en la casa donde vivía su padre, junto a su amada esposa Carmen Zayas-Bazán Hidalgo, en la Calle Tulipán número 32 en la barriada del Cerro. El humilde hogar cobijó a sus integrantes, pero no por mucho tiempo.

De aquellos días es la carta enviada por Martí, a su amigo y hermano Manuel Mercado, con fecha 17 de enero de 1879, y en esta redacta que… “todo me lo compensan mi mujer heroica, y mi lindísimo hijo bastante bello y bastante precoz- ¡ mi nube humana de 2 meses!...”

El 6 de abril de 1879 José Francisco fue bautizado en la Iglesia Nuestra Señora de Monserrate. Sus padrinos fueron Doña Leonor Pérez Cabrera, abuela paterna, y Francisco Zayas-Bazán Varona, abuelo materno.

Estos primeros meses del pequeño son los más hermosos para él. Muy rápido, sucede la deportación a España de su padre en septiembre de 1879. A partir de ese momento, Carmen tuvo que enfrentar sola la educación de su bebé. El cual creció viviendo en una perenne inestabilidad familiar.

Su padre no tuvo consuelo por haberlos tenido que dejar en Cuba. Después, cuando llega a la ciudad de Nueva York, trabaja arduamente con vistas a obtener el dinero necesario, para unirse en tan lejana tierra a Carmen y a José Francisco, a quienes extrañaba demasiado.

En carta a Miguel Viondi, el 8 de enero de 1880 le ruega al final de la misma…” Que Vd. Me atenderá a Carmen. Que Vd. Me guardará hasta que ella venga un abriguito y un sombrero que envío a mi hijo:-gasto en salvas de amor mis últimos cartuchos…”

El 3 de marzo del mismo año, logra José Martí unirse con su familia. Pepito se separa de nuevo de su padre antes de cumplir los 2 años. Carmen no aceptó la posición política de Martí, quien vive obsesionado por ver libre a su patria.

En 1885, el pequeño vive en Cuba, alejado de su progenitor, y comienza su vida estudiantil. Cursó estudios en prestigiosos colegios de Puerto Príncipe, donde residían sus abuelos paternos, como el colegio Escolapio y el Instituto de la Escuela Pías, entre los años 1885 y 1889. En julio de 1891, viaja de nuevo a Nueva York con su madre, en un nuevo y fallido intento de reconciliación de sus padres. Ésta sería la última vez que Pepito vería a su papá.

Lo que resulta muy interesante de esta relación padre-hijo es que, a pesar de la diferencia de edades, y la gran distancia que los alejaba, en tiempos como aquellos en que las comunicaciones eran tan poco fluidas, siempre se amaron, y con intensidad y ternura, dejaron plasmado este sentimiento por escrito.


En la primera parte de su libro de poemas Ismaelillo, dedicado al siempre amado vástago, Martí le escribe:

Hijo:
Espantado de todo, me refugio en ti.
Tengo fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti.
Si alguien te dice que estas páginas se parecen a otras páginas, diles que te amo demasiado para profanarte así….

Quizás estas sentidas palabras sirvieron a José Francisco, para poner en alto, siempre, el nombre de sus padres. Si bien era un adolescente de 16 años al morir su padre en Dos Ríos, él pudo luchar por la libertad de Cuba, como un cubano más.

De esa fecha es la carta que envía a Gonzalo de Quesada, cuando en septiembre de 1895, viaja a Nueva york con su madre, para recoger las pertenencias de su padre:

“…Mi amor de hijo se ha resistido largo tiempo a creerlo. La horrible realidad se ha impuesto a mi espíritu de tal suerte, que mi pensamiento no puede apartarse de ese dolor(…) Soy hijo y todo lo suyo me es sagrado (…) tengo 16 años pero las energías todas de mi alma, están dispuestas para llorar a mi padre, como hijo y como cubano.”

José Francisco veneró al padre patriota y en 1897, y con sólo 18 años, decide enrolarse en la expedición de Carlos Roloff, uniéndose al Ejército Libertador, como un mambí más en marzo de ese año.

Comienza como soldado de artillería, bajo las órdenes del general Calixto García y, por su destacada participación es ascendido a teniente y luego a capitán, grado que ostenta al culminar la guerra de independencia.

En la República se desempeña en diversos cargos del ejército. En 1916 contrae matrimonio con María Tereza Bances. De esta unión no habría descendencia. Ellos vivieron en Calle Calzada y 4, en el Vedado donde existe hoy el Centro de Estudios Martianos.

En los primeros años de la década del 20 deja a un lado su vida militar, asumiendo una postura de inconformidad total ante los abusos del dictador Gerardo Machado, por lo que es miembro activo del grupo ABC.

Después que el tirano es derrocado, Martí Zayas-Bazán se retira de la vida pública. En 1928 muere su madre, y él fallece en La Habana el 22 de octubre de 1945, debido a una larga enfermedad pulmonar.

Aunque se le ha involucrado en los sucesos conocidos como la Masacre de los Independientes de Color en 1912, así como en su participación en la reaccionaria organización ABC, no se pueden opacar ni su gran humildad, ni sus amores sagrados por la patria y la familia, que lo convierten en otro cubano, para recordar.

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